sábado, 28 de marzo de 2009

TEMA 4. PUBLICIDAD Y EDUCACIÓN

¿Viviríamos mejor sin publicidad?

El caso de la publicidad es muy importante a la hora de hablar de nuevas tecnologías y educación. Pese a la juventud de la disciplina, se puede asegurar casi al 100% que la excesiva exposición publicitaria a que nos vemos sujetos hoy día tendrá efectos determinantes a largo plazo. Por todo esto, el autor nos lanza preguntas sobre este asunto ¿Es necesaria la publicidad en la sociedad actual? ¿Cómo influye ésta sobre los colectivos más desprotegidos? ¿Qué hacer desde el ámbito educativo para contrarrestar los posibles efectos perniciosos de la misma?

El primer punto de análisis del artículo se centra sobre el nivel de desarrollo o bienestar de un país y lo compara con los ingresos publicitarios. Comparando el PIB destinado a publicidad de países tan dispares como Suiza o Venezuela se demuestra que no están ni tan siquiera relacionados. Suiza destina prácticamente el mismo porcentaje de PIB que Venezuela a la producción publicitaria, mientras que las diferencias de nivel de vida son abismales entre ambas sociedades.

El peligro del mensaje publicitario, y su principal causa de ataque desde la educación, radica en lo truculento del mensaje en sí. La publicidad, tal y como la conocemos hoy día, trata de surtir efecto y calar en las audiencias de un modo tal que las mismas no perciban sus efectos. Se modifica la conducta del consumidor accediendo de manera sutil a su esquema de valores y deseos vitales. Es una cuestión más emocional que racional. Al final es la idea asociada a un producto, y no es producto en sí, lo que el consumidor acaba adquiriendo. Por tal, desde la educación nos oponemos a la impunidad de tales mensajes de la manera que creemos adecuada: proporcionando herramientas para su análisis. Desde la escuela se debería comenzar a desarrollar la capacidad crítica de los alumnos para analizar imágenes y deliberar sobre sus verdaderas necesidades.

La propuesta del autor sobre las nuevas formas de publicidad en el tercer milenio pasan por la interactividad y la voluntariedad de la publicidad. Una publicidad lo más informativa y racional posible que sólo surja del deseo expreso del consumidor de exponerse ante tal mensaje.

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